Es probable que mi historia te resulte familiar: despiertas un lunes súper motivado y dices “hoy empiezo mi vida fit“. En el transcurso del día comes pollo, verduras y por supuesto mucha agua. Eliges de acuerdo a tus actividades hacer ejercicio en la mañana o tarde y das tu máximo, te sientes y duermes genial ¿cierto?

Pero al día siguiente, te sientes tan adolorido que el ejercicio es lo último en qué piensas, es más, ni te puedes parar de la cama; tienes más hambre de lo normal y solo se te antoja una quesadilla de chicharrón prensado acompañado de un refresco o agua del día.

Si lo anterior te ha pasado alguna vez, sigue leyendo porque estamos en el mismo canal y hemos pasado por lo mismo.

Vamos un paso a la vez, que Roma no se construyó en un día y tampoco tu cuerpo lo hará (sad but true). A continuación te daré algunos consejos que a mí me han funcionado para tener un auto cuidado físico y mental.

Cuida lo que comes

Tenemos que tomar consciencia que una buena alimentación es imprescindible para que tu cuerpo te responda de la mejor manera. Esto quiere decir que debemos tener una dieta lo más equilibrada posible y, aunque creas que lo sabes todo (me ha pasado), lo más recomendable es acudir con un nutriólogo, es la persona idónea para brindarte un plan personalizado.

Haz ejercicio de forma frecuente

Me gusta decir la famosa y trillada analogía: “el cuerpo es una máquina perfecta” y ¡sí lo es!, cada una de sus funciones tiene una misión única para lograr un balance y armonía con nuestra salud.

Por lo que, aunado a lo anterior y sabiendo que tu cuerpo es perfecto, requiere que lo ejercites de forma frecuente para lograr mantener tu peso, aumentar la oxigenación de tus músculos y mejorar tono, fuerza y volumen.

Hacer ejercicio constante favorecerá a la flexibilidad de tendones y ligamentos así como mantener un nivel saludable de azúcar en la sangre; por otro lado también aumenta las defensas y previene la osteoporosis.

La lista de beneficios es larga y suena bastante bien, pero como diría mi abuelita del dicho al hecho hay mucho trecho ¿no?.

Si decides empezar a hacer ejercicio diario o regular requiere esfuerzo y no me refiero a la fuerza aplicada en pesas o aparatos, sino a ser constante en cualquier actividad de acuerdo a tus gustos, es válido si eliges nadar, correr, zumba, entrar a un gym o simplemente hacer caminatas.

Tienes que ser perseverante y hacer que cada entrenamiento cuente, sé que a veces la motivación no está al 100%, sobretodo por cuestiones fuera de nuestro control, pero no te rindas, para esto es importante tener una meta; esto será algo que desde un inicio tendrás que plantearte y no cambiarlo hasta no haberlo logrado.

Rutina de ejercicio en casa

Te dejo un ejemplo con preguntas clave para que tu objetivo esté sustentando:

  • ¿Qué quiero? bajar 3 kilos.
  • ¿Para qué? para tener mi peso ideal, tener buena autoestima, mejorar mi salud etc…
  • ¿Cómo lo voy a lograr? haré Zumba virtual y cambiaré mi alimentación.
  • ¿En cuánto tiempo lo lograré? en 2 meses.

Ahora que el objetivo es claro y sabes cómo empezar, sigue lo más complicado: hacerlo hábito. Para que se convierta en una rutina necesitas darle prioridad, tener pasión (de nada sirve hacer algo que no te emociona o no te gusta) y sobretodo tener disciplina.

Cada día notarás que es más sencillo e, incluso, será muy motivador cuando empieces a ver resultados.

Descansa y cuida tu mente

Un adulto requiere entre 7 a 9 horas diarias de sueño, es lo ideal y muchas veces no podemos lograrlo por mil razones que debemos analizar.

Dormir lo suficiente de acuerdo a nuestra edad es importante para que el cuerpo esté saludable, de lo contrario puede desencadenar una serie de inconvenientes que se verán reflejados en nuestro performance del día (mal humor, bajo desempeño, cansancio etc.)

Por otro lado, puedes evitar el estrés y la ansiedad, teniendo activa tu mente: lee un libro, arma un rompecabezas, medita, escribe… haz todo lo que normalmente te daría “pereza”, pero que no has intentado por lo tanto es prejuicio; una vez que lo realices puede cambiar tu percepción.

Rodéate de personas que te transmitan felicidad

Ríe… reír libera endorfinas por lo que combate la ansiedad y depresión, asimismo genera endorfinas, dopamina, serotonina y adrenalina que contribuyen al bienestar físico.

Por último, todos tenemos problemas. Todo el tiempo los habrá de mayor o menor magnitud; no los ignores, confróntalos para que los puedas solucionar, de lo contrario solo se agravan. Si sientes que te superan, lo mejor es acudir con un especialista te ayudará a crear una introspección para conocerte mejor y lograr un balance para mejorar tu calidad de vida.

Por Elizabeth León


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