Muchas veces me han preguntado, ¿qué haces en tus tiempos libres? o ¿qué hobbies tienes? pocas veces sé cómo contestar esa pregunta. Me encanta leer pero en los últimos años, todo lo que leo está relacionado con mi trabajo; me gusta mucho ver series y películas, pero a quién no. ¿Ejercicio? para nada es un hobbie, es más, lo hago por necesidad no por gusto. Entonces, cuál es la respuesta a esto, ¿tan aburrida soy?
En agosto del 2019, mi mejor amiga Almali, me contó que estaba retomando algunos hobbies que la hacían sentir muy feliz y relajada. Me dijo que se había percatado que las personas, cuando se vuelven adultas, dejan de tener hobbies porque poco a poco estos “pasatiempos” se convierten en una tarea más en la que debemos de ser perfectos y, por lo tanto, en vez de divertirnos, nos obsesionamos con ganar, volviéndose un “trabajo” más.
Almali no podía tener más razón, mi personalidad tiende a obsesionarse con el éxito y los resultados y, en vez de divertirme y pasarla bien con una actividad, le pongo mucha cabeza terminando por no disfrutar o relajarme en el proceso.
En lo personal, esta cuarentena me tomó por sorpresa y sin un hobbie que practicar, algo muy inconveniente cuando uno se mantiene aislado y con pocas opciones de diversión (aparentemente). El aburrimiento y ganas de romper la rutina me ayudaron a preguntarme qué es lo que más disfrutaba hacer.
Pasaron por mi mente actividades diversas, tocar un instrumento musical, cocinar, practicar mis pocas habilidades de gaming, entre otros. Fueron dos actividades que me han tenido cautivada, feliz y relajada: la astronomía y el dibujo. Siempre he tenido fascinación por las estrellas, el universo, los planetas y conocer qué hay más allá de nuestro mundo por lo que, aprovechando que no puedo salir de casa y que es muy necesario tomar aire fresco, decidí comprarme un telescopio.
Con su respectivo research en internet y múltiples videos en YouTube, tomé la decisión de cuál comprar y qué oculares complementarían mi kit. Unos cuantos días después, llegó mi pedido y, desde que lo saqué de su caja, fue una aventura armarlo, calibrarlo y comenzar a disfrutar de las estrellas y el cielo en todo su esplendor. Observar las constelaciones, la luna y hasta algunos planetas, es relajante y fascinante; se los recomiendo ampliamente.
El subir al roof garden en las noches me permite dejar mi trabajo atrás y darle la bienvenida a todo aquello que no me puedo explicar porque sé poco de astronomía, pero también porque me asombra mucho todo lo que tiene que ver con el cosmos.
Como ese hobbie solo lo podía practicar de noche, decidí buscar un segundo que me mantuviera entretenida los fines de semana o en las tardes, y ahí es cuando mi amigo Toño me llevó a descubrir que no soy tan mala dibujando. Toño tiene habilidades innatas para el arte, no importa si es tocar la guitarra, el bajo, la batería eléctrica, cantar, componer o dibujar, su talento y sentido de la creatividad y de arte es muy peculiar.
Entonces, me atreví a decirle que me enseñara a perderle el miedo al lápiz, el estilógrafo y a las acuarelas, me ha tenido mucha paciencia y, aunque estoy muy lejos de hacerlo bien, siempre me echa porras y me alienta a seguir con mis sketches y “obras de arte”. He descubierto que el plasmar en papel algo más allá de letras es mágico, es un proceso liberador en el que puedes crear tu propio dibujo o historia.
Al practicar estos hobbies no pretendo convertirme en la mayor investigadora del universo y tampoco en la versión mexicana millenial de Salvador Dalí, pero sí de disfrutar de esos placeres que la vida nos da. En estos tiempos en los que no podemos salir al centro comercial, ir al cine, salir al cafecito o al bar, correr en el parque o tener pasatiempos al aire libre, les recomiendo buscar esos espacios y actividades que les representen relajación, diversión y sobre que los haga muy felices.
Sin duda si hoy me preguntan ¿cuál es tu hobbie? tengo muy clara mi respuesta, ¿tú también?
Por: Marce Picos
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