-Por Reyna Becerra

Trabajar en un lugar como Kueski en donde la resiliencia forma parte de los valores me hizo mucho sentido porque creo que es una característica con la que tengo mucha afinidad. Por definición la resiliencia es la capacidad de una persona de adaptarse ante la adversidad y los cambios que llegan de la nada. Kueski es una empresa donde todo sucede muy rápido y eso me ha permitido darme cuenta de cómo la resiliencia forma parte de mi vida, les cuento mi historia.

7:00 AM. Mi esposo, como todas las mañanas, entra en la recámara para despedirse de mí y nuestros hijos antes de ir a trabajar, parecería que sería un día como cualquier otro, hasta que una llamada lo cambió todo. Al otro lado de la línea mi cuñado me dijo que mi esposo Juan había tenido un accidente, comentó que se había prensado el brazo, que estaba consciente y que estaban camino al hospital.

Cuando recibes una noticia de este tipo tu mente se queda en blanco y el tiempo relativo, el camino al hospital me pareció eterno y cuándo por fin llegué y encontré a mi esposo al final del pasillo con el brazo izquierdo elevado y una cirujana lo estaba inspeccionando para poder llevarlo a cirugía. Al ver esa escena lloré, me sentía destrozada, pero me tranquilizó el escuchar que harían una reconstrucción con clavos y que todo saldría bien, lo besé en la frente y luego lo llevaron a cirugía.

Fueron las cuatro horas más largas de mi vida…

Cuando por fin vi su nombre en sala de recuperación, me indicaron que fuera al consultorio de la cirujana, me pidió que tomara asiento, me temblaba todo el cuerpo y eso no sería nada luego de escuchar que él estaba bien, pero le tuvieron que amputar la mano, debido a que hacían falta tejidos y huesos para poder salvarla. En ese momento entendí la frase de la vida te cambia en un segundo, sentí que se me cerraba el mundo.

Fuera del consultorio rompí en llanto, no entendía lo que estaba pasando, me sentía en una pesadilla, en mi corazón sentía un enorme hueco. Pocos minutos después escuche el nombre de mi esposo y me dijeron que había pedido verme. Respire hondo y busqué fuerzas para estar tranquila; estaba acostado sosteniendo lo que quedaba de su mano izquierda, con la derecha, nada te prepara para ver a tu compañero de vida pasar por algo así. Después de un momento, me dijo que íbamos a superar esta prueba que la vida nos estaba poniendo, no sabía cómo reaccionar, solo entendí que era momento de ser fuerte no había opción para más, él me necesitaba entera, no podía darme el lujo de que el miedo o la tristeza se apodera de mí.

Nuestras vidas cambiaron a partir de ahí, pero no como se  pensar, la actitud que él tomó hacia lo que le pasó, fue algo sorprendente, jamás se quejo, ni un sólo día, al contrario agradecía tener la oportunidad para ver a sus hijos crecer, pues su accidente pudo ser fatal.

Era una dura prueba, pero nos cambió la visión de vida, hoy las pequeñas cosas que nos hacían estresar, pelear, o preocupar son tan pequeñas que ni siquiera las notamos. Hay días difíciles, pero en nuestra casa no se utiliza la frase “No puedo”, él lo intenta una y otra vez si no lo logra a la primera. Mis hijos son pequeños, no calculan aún lo que le pasó a papá solo saben que es diferente a otras personas, es un súper papá pues él hace lo que otros con una sola mano. Le encanta cocinar, se las ingenia para todo, hoy en día conduce un taxi, llega a casa luego del trabajo y abraza a sus hijos, la alegría que noto en su mirada al ver a nuestros pequeños no tiene precio.

Nunca había escuchado la palabra Resiliencia y luego de conocer su significado supo, el es resiliente, yo soy resiliente y no se trata solo de salir de los problemas o adaptarse al cambio, sino de seguir luego de lo pasado siendo lo más feliz posible, de eso trata, de que tengas un aprendizaje y disfrutes la vida, ella va en una sola dirección, te sacude pero te deja en el mismo camino, pero tú decides si te derrumbas o peleas cada día, vivirás con ello por siempre, ese trauma estará ahí cada amanecer, solo ponlo en una mochila y avanza, sino la vida te arrastrará, pues no se detiene a que tomes aire, no para ni un segundo a darte tiempo, sólo te da otra oportunidad para hacer las cosas bien, te da la capacidad de ver el verdadero valor de todo. Y te enseña lo fuerte que puedes llegar a ser.

La Resiliencia más que un valor, para mí, es una forma de vida.


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