“No importa si ganas $1,000,000 de pesos al mes, si gastas $1,000,001 de pesos todos los meses, de ninguna manera te puedes considerar un millonario”. La realidad es que no recuerdo a quién se atribuyen esas palabras, pero lo que tengo muy claro es que es uno de los mejores consejos financieros que se le puede dar a alguien.

La idea es simple, no gastes más de lo que ganas, pero en la práctica es muy fácil que se nos salgan de control nuestras finanzas personales y menos si no tenemos un control detallado de nuestros gastos.

Vivir solo en México cuesta, entre la renta, la despensa, la gasolina, el gas, el agua, el internet, el teléfono, el coche, el seguro, Netflix, Spotify, el cine de los martes… ¡ay Dios! ¿tantos gastos? Y ni contemos los que constantemente gastamos pero no tenemos en mente: el Uber, el desayuno de fin de semana, las cervezas de los viernes, el costo mensual de esa tele de 60 pulgadas de “El Buen Fin” que nos salió a meses sin intereses…

En fin, el punto es que son muchos gastos que tenemos mes a mes y que, entre tarjeta y tarjeta, nos vacían poco a poco los bolsillos sin que nos demos cuenta. Pero, ¿cómo hacerle para que esto no se salga de las manos?

No estoy seguro de tener la fórmula secreta pero, en mi experiencia, hacer una simple tabla de Excel donde llevamos un presupuesto mensual personal me ha funcionado de maravilla. Puedes descargar un formato muy sencillo aquí. El objetivo de este documento es que al final del ejercicio seamos conscientes de todos nuestros gastos, ingresos y cuánto dinero nos sobraría al final de cada mes.

La idea es sencilla. El presupuesto personal está dividido en 5 secciones:

Gastos del hogar: deberás agregar el costo de la renta o hipoteca mensual, los servicios de agua, luz, gas, internet, la despensa, escuelas, etc.

Ahorros e inversiones: aquí pondremos nuestros ahorros mensuales, no importa si son en una cuenta bancaria, debajo del colchón o en planes de retiro a largo plazo.

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Gastos personales: una vez cubiertas las necesidades del hogar y del ahorro podemos empezar a considerar los gastos que comúnmente necesitamos tener mes a mes. Aquí podemos incluir gastos como la mensualidad y la gasolina del coche, el celular, algunos servicios fijos como Netflix o Spotify, el costo mensual de la tarjeta de crédito (hay algunos gastos como el seguro del auto o la anualidad de la tarjeta de crédito que pagamos una vez al año pero es recomendable considerar el equivalente al costo mensual en este presupuesto).

Gastos adicionales: aquí podemos poner todos esos gastos que tradicionalmente no tenemos en mente o no llevamos la cuenta. Por ejemplo, ¿cuántas veces vamos al cine al mes (con sus respectivas palomitas)? o ¿cuánto gastamos en las salidas de los viernes con alitas y cervezas? También podemos considerar aquí la mensualidad de la tele de 60 pulgadas.

Ingresos: aquí podemos agregar todos nuestros ingresos. El salario neto que cae en nuestras cuentas mes a mes, ingresos que tengamos por algún negocio o rentas que recibimos normalmente.

Ojo: estos puntos están en ese orden con un propósito. Primero ahorramos y luego gastamos lo que nos sobra, pero ¡nunca al revés!

Aunque es en el punto cuatro (gastos adicionales) donde la cosa se pone interesante, ya que son estos gastos hormiga los que comúnmente nos terminan agotando la quincena antes de lo esperado.

Por ejemplo: yo vivo en Guadalajara pero mi familia vive en la CDMX. En mi presupuesto mensual considero cada mes un boleto ya sea de avión o de camión, ida y vuelta, para ir a visitarlos, pero adicional, también considero cuatro costos específicos de Uber, el primero para ir de mi departamento al aeropuerto en GDL, el segundo para ir del aeropuerto en CDMX a casa de mi familia, el tercero de casa de mi familia al aeropuerto en CDMX y el último del aeropuerto en GDL a mi departamento.

Ok, mucha gente me dice que ¡qué exagerado! pero la realidad es que, exagerado o no, son cosas en las que voy a gastar y si no tengo considerado en mis finanzas personales estos cuatro trayectos en Uber, un día veré el saldo de mi cuenta en un cajero con $12.53 pesos y solo me quedará llorar (o reír… o llorar riendo).

Lo importante es que seamos conscientes de todo lo que gastamos y cuánto representan de nuestros ingresos reales. Si después de gastar lo necesario en el hogar, ahorrar y en nuestros gastos personales, ahora sí, el restante tendremos más confianza que lo podemos gastar en esa salida al cine o en esos nuevos zapatos que nos gustaron. Pero si el resultado de ingresos menos gastos resulta negativo, sabremos un poco más fácil por dónde empezar a cortar gastos (psst: inicia por el punto 4).

Por: Mau Devars


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